sábado, diciembre 22, 2007

La Joven Ciega


Esta es la historia de una joven ciega que se odiaba a si misma, y a todo el mundo por ser ciega.


Odiaba a todos, menos a su novio que la quería mucho. Un día, consiguió un par de ojos sanos. La operaron y pudo ver. Cuando lo hizo, el novio le preguntó si se casaría con el, a lo que ella respondió que no, porque se dio cuenta que él era ciego .


El novio, triste, lo comprendió y se despidió de su vida.


En su partida le dijo: Tan solo te pido que cuides muy bien de mis ojos pues te los regalé y ahora son los tuyos.


Te amo


Hoy, antes de decir algo destructivo, Piensa en los que no pueden hablar; Antes de quejarte del sabor de tu comida, piensa en los que no tienen que comer.


Antes de quejarte de tu pareja, piensa en los corazones solitarios y tristes que añoran un compañero.


Antes de quejarte de tus hijos, piensa en quienes no los tienen y los desean.


Cuando estés cansado y reniegues de tu trabajo, piensa en los millones que están desempleados y quisieran el tuyo.


Antes de señalar con el dedo, Y TOMARTE LA ATRIBUCION DE JUZGAR , recuerda que todos hemos cometido errores, y lo seguiremos haciendo.


Y CUANDO EL CANSANCIO Y LAS TINIEBLAS QUIERAN TIMARTE y llenarte de pensamientos negativos y destructores, SONRIE!!


SONRIE y da gracias A DIOS, porque estas vivo y todavía andas por aquí. ESTA VIDA NO ES ETERNA aca en la tierra, PARA NADIE.


Es un regalo, una aventura, una celebración, un hermoso viaje.


La única vida que es eterna es la espiritual. Por eso necesitamos sembrar para la eternidad, sin despreciar a quienes se entregan para que nosotros tengamos una mejor vida acá.


Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha. Salmo 16:11


Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Mateo 19:29

viernes, diciembre 21, 2007

Casa Nueva, Vida Nueva, Muerte Vieja


En la casa todo era alegría, festejo y felicidad. La casa estaba recién construida, y la familia se había mudado hacía apenas tres horas. Además del festejo por la casa nueva, se brindaba por la felicidad de una pareja de recién casados.


Así mismo, en el jet de fabricación británica, todo era festejo y alegría también. El avión estaba recién reparado, y volvía a la casa de su dueño, el magnate liberiano Hawker Siddeley. El ingeniero de vuelo, Joseph Dovillie, inglés de cuarenta y un años de edad, se sentía feliz también.


Pero la tragedia los envolvió a todos. El avión falló a poco del despegue. Se vino a tierra y chocó contra la casa. Diecisiete personas murieron en el accidente, entre ellos la pareja de recién casados. La casa y el avión se incendiaron y quedaron reducidos a cenizas. Todo esto ocurrió en Khartoum, Sudán, en abril de 1983.


Hay tragedias de la vida real que parece que fueran pura fantasía. Llegan a ser una acumulación de hechos y de circunstancias que parecen más propios de una película de horror que de la vida que todos suponemos debiera ser tranquila, feliz y ordenada.


He aquí toda una familia que celebra una doble felicidad, natural en cualquier familia: una casa nueva, recién comprada, y una pareja nueva, recién casada. Y he aquí un avión jet ultramoderno, que despega airoso del aeropuerto, para realizar un viaje que se supone es de placer.


Pero en cuestión de minutos: la caída del avión, el impacto en la casa, el incendio que estalla pavoroso, y ambos eventos felices que se convierten en escenas de horror y de espanto. De la felicidad más intensa se pasa, en un momento, a la desgracia, la ruina y la muerte.


¿Qué conclusión podemos sacar de esto? Una conclusión tan vieja como el hombre mismo: la muerte acecha a cada paso; por lo tanto, siempre hay que estar preparado. Hoy estamos vivos, sanos, bien provistos y felices. Mañana podemos estar enfermos, agónicos, arruinados o muertos.


¿Cuál es la actitud que nos conviene adoptar ante esta fragilidad e inseguridad de la vida humana? Estar preparados para cualquier eventualidad. Y como el Único que nos promete seguridad permanente y vida eterna es Cristo, entonces hoy, en este momento mismo, cuando el bienestar nos rodea —hoy y no mañana— más vale que recibamos a Cristo como Señor y Salvador.



Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación. Salmo 68:19

miércoles, diciembre 19, 2007

Antes de...


Antes de hablar, escuchemos.


Antes de escribir, pensemos.


Antes de gastar, ganemos.


Antes de invertir, investiguemos.


Antes de criticar, esperemos.


Antes de orar, perdonemos.


Antes de rendirnos, intentémoslo.


Antes de jubilarnos, ahorremos.


Antes de morir, demos.


William Arthur WardFuente: http://www.asamanthinketh.net/


El breve poema que hoy les enviamos tiene todo el potencial para ponernos a meditar no sólo en la naturaleza de nuestras acciones, sino también en la motivación detrás de cada una de ellas.


Recuerdo haber leído en algún lugar la comparación de varios documentos famosos de la historia; se contrastaban el Sermón del Monte, el Discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln, y otros.


Lo que se resaltaba era que, cuando Dios habla, no hacen falta muchas palabras… y cuando no lo hace, por más palabras que utilicemos,


¡será por el gusto!


Que el pensamiento de hoy, tan breve como es, nos lleve a hacer ajustes a nuestra manera de vivir.


Que Dios les bendiga.


Raúl Irigoyen.


Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz. Salmo 36:9Ésta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe. Salmo 42:8

martes, diciembre 18, 2007

Amanecer y Ocaso


Algunas de las lecciones más profundas de la vida pueden recibirse en los lugares menos esperados si tan sólo nos tomamos el tiempo para mirar a nuestro alrededor y ver con nuestros corazones tanto como con nuestros ojos.


Un día, mientras viajábamos desde el trabajo entre San Antonio y Bandera, Texas, presencié uno de los más espectaculares amaneceres de mi vida.


Una de las ventajas de mi viaje diario era la rara oportunidad de ver al sol tanto salir como ponerse y en el esplendor de las colinas de Texas.


En esta particular mañana, me tomé el tiempo para detenerme en la cima de una colina y observar el cambio de colores mientras el gran cuerpo celeste se asomaba por sobre el horizonte y florecía en toda su gloria, imposibilitándome el mirar directamente sus enceguecedores rayos.


El recuerdo de aquel amanecer me acompañó todo el día.


Al dirigirme a casa esa tarde, anticipaba particularmente la puesta del sol.


¡No fui decepcionado!


No solo observé aquel ocaso, lo experimenté. Tuve una vista panorámica mediante mis espejos retrovisor y laterales, además de mi vista en dirección al noroeste.


¡Qué vista tan hermosamente impresionante!


Una vez más detuve el auto para sacarle ventaja a la espectacular puesta del sol. Estando sentado observando los siempre cambiante colores, me di cuenta de que lágrimas de puro gozo corrían por mis mejillas.


Sin embargo, lo mejor estaba todavía por venir en la forma de la luminiscencia. Mientras que los brillantes y vibrantes colores del ocaso comenzaban a desvanecerse en los más hermosos pasteles, mezclándose y combinándose en cada color imaginable, me di cuenta de que Dios me había concedido uno de los más grandes regalos de toda mi vida: una vista de la vida de comienzo a fin y más allá.


Para mí, la verdadera belleza de la vida reside en el hecho de que no somos derramados en un molde específico con un patrón de vida predeterminado e inalterable. Fuimos creados como individuos únicos con libre albedrío para tomar decisiones que moldeen nuestras vidas. Entonces, esperamos, hallamos el valor de vivir con las consecuencias de esas decisiones.


He aprendido que al enfrentar los desafíos desarrollo músculos morales, espirituales y mentales que me preparan para la siguiente tormenta. No puedo pensar en nada menos provechoso que una vida vivida sin el beneficio de pruebas y dificultades que nos preparen para las crisis que han de venir.


Cuando el ocaso de mi vida llegue y vea el rostro de mi Señor, contemplaré, por vez primera, aquel amanecer en gloria. Al mismo tiempo, los seres queridos que dejo atrás estarán viendo mi luminiscencia. Es mi deseo que cuando me llegue este momento, ¡sea un tiempo de celebración de mi vida que nunca acabará! Ninguna canción triste… ¡sólo canciones de Victoria!


Marjorie Baker, copyright 1995




Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel,desde la eternidad hasta la eternidad.Amén y amén. Salmo 41.13


Antes que los montes fueran engendrados,y nacieran la tierra y el mundo,desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios. Salmo 90:2

lunes, diciembre 17, 2007

El Ladrón y su Madre

Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino más bien lo estimuló. A la siguiente oportunidad se robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.


El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.
Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo: “Deseo decirle algo a mi madre en su oído”.


Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela. Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó: “¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.


Fábula de EsopoFuente: http://www.edyd.com/


¡Qué terrible es que al buscar al responsable de las cosas que hoy vivimos, descubrimos que somos nosotros mismos! Y es que indefectiblemente habremos de cosechar lo que sembramos ya sea en nuestras propias vidas o en las de quienes nos rodean. La reflexión de hoy nos permite comprender cómo las pequeñas cosas que hacemos o permitimos hacer acaban por definir el rumbo de nuestras vidas. En lo que respecta a nuestros hijos o los de aquellos de personas a las que amamos, estemos dispuestos a corregirlos… lo que está en juego es su futuro. ¿Será este próspero o lleno de amarguras? Cada uno de nosotros, si estamos dispuestos a intervenir a favor de esos muchachos, podrá hacer la diferencia.


Adelante y que el Señor les bendiga.


Raúl Irigoyen


La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura.

Job 4:8


El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira. Proverbios 22:8