Si una tendencia egoista le está impidiendo despreocuparse de usted, examine su actitud y decídase a hacer de las necesidades de los demás una prioridad en su vida.
Empiece haciéndose las siguientes preguntas diariamente, tanto al principio como al final de cada día:
¿A quién estoy beneficiando con mi vida?
¿A quién estoy ayudando que no puede devolverme el favor ayudándome?
¿A quién estoy levantando cuando no puede hacerlo por sí solo?
¿A quien estoy dando ánimo diariamente?
Si usted va a actuar cada día con los intereses de los demás en su mente, pronto va a poder dar respuestas concretas y afirmativas a estas preguntas.
Maxwell, John C., “El Lado Positivo del Fracaso”
No cabe duda que, junto a una nueva oportunidad que el Señor nos conceda de comenzar de nuevo, es menester que revisemos y evaluemos lo que ya hemos recorrido para hacer las correcciones necesarias.
Alguien dijo una vez que el ser humano parece ser la única criatura en el planeta que sigue repitiendo la misma conducta esperando resultados distintos cada vez… lo que obviamente no suele ser el caso.
¿Por qué no, más bien, aprender de los errores que hemos cometido no sólo nosotros sino quienes nos rodean? ¿Por qué no sacarles provecho para el futuro?
Las cuatro preguntas del pensamiento de hoy bien pudiesen servirnos de guía para ajustar nuestros planes personales hacia lo que bien pudiera ser el mejor de nuestros años sobre la Tierra. Adelante y que Dios les continúe bendiciendo.
Raúl Irigoyen
Lejos esté de mí, oh SEÑOR, que yo haga esto. ¿Beberé la sangre de los hombres que fueron con riesgo de sus vidas? Por eso no quiso beberla. Estas cosas hicieron los tres valientes. 2 Samuel 23:17.
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