viernes, febrero 09, 2007

PanCakes - Reflexiones


El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle “pancakes” a sus papás para desayunar.

Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo.


Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito.


Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. Él quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés.


No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los “pancakes”, pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo.


Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos.


Él solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo.


Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.


"Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un desastre. Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras obligaciones, y desordenamos nuestra vida.


Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.

Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad.


Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial.


Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos.


"Dios no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Salmos 103:10.

1 comentario:

Esperanza Sanabria dijo...

Hola:

Soy maestra de la Academia Adventista de San Sebastian, Puerto Rico. Cada mañana los maestros tienen un devocional. Escogí éste y fue de gran ayuda espiritual para todos.
La Biblia dice que debemos ser como niños.