Una niñita se encontraba al costado de una multítud, mientras su papá testificaba acerca de cómo Jesucristo había influìdo en él.
Explicaba cómo el Señor lo había salvado y rescatado de su anterior estilo de vida como alcohólico.
Entre los presentes había un desvergonzado que no podía soportar más oir esas tonterías religiosas. Entonces comenzó a gritar: ¿Por qué no se calla y se sienta anciano? Usted está soñando.
Pronto este escéptico sintió un tirón en la manga de su saco. Miró hacia abajo y vio una pequeña niña. Ella lo miró directo a los ojos y le dijo: Señor ese es mi papá. ¿Usted dice que mi papá es un soñador?
Déjeme contarle acerca de él. Mi papá era un borracho y cuando regresaba a casa de noche le pegaba a mi madre. Ella lloraba durante toda la noche... y señor, no teníamos buena ropa porque mi papá gastaba todo el dinero en bebida. Yo ni siquiera tenía zapatos para ir al colegio. Pero mire estos zapatos y mire este vestido. Ahora mi papa tiene buen trabajo. Luego señalando al otro lado del camino, dijo: -Ve usted a esa señora sonriendo? Esa es mi mamá. Ella no llora más por las noches. Ahora canta.
Luego vino el golpe de gracia. La niña dijo: -Jesús ha cambiado a mí papá. Jesús ha cambiado nuestro hogar.
Mire, señor, si mi papá está soñando, por favor ¡no lo despierte!.
Isaías 42:16
Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.
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